Cuando Samuel Huntington planteo el concepto de “choque de civilizaciones”
no caracterizó la realidad, planteo una agenda geopolítica de dominación y competencia anticipando que
el mundo post guerra fría se caracterizará por conflictos culturales, de
civilizaciones. Y eso parece que fue el ataque a Charlie Hebdo, un ataque en
contra un pilar de occidente “la libertad de expresión” y contra de una lógica
fundante de nuestra cultura.
Muestras de solidaridad. |
La opinión pública francesa fue impactada con el frio y fulminante asesinato
de doce seres humanos por parte de tres musulmanes franceses y raperos de 18,
32 y 34 años, identificados con las prácticas takfiries, quienes en un
ejercicio de impresionante profesionalismo y un notorio aparato de inteligencia
allanaron las instalaciones del medio de comunicación en el día que se
encontraba la mayor parte del personal, dando muerte únicamente a los hombres
responsables de varías viñetas difamatorias en contra del Islam, sin destruir
los archivos del semanario.
Después de tan quirúrgico golpe, los
sospechosos son identificados porque uno de ellos olvida su documento de identificación
personal en el automóvil robado, un Citroen C3, y se desata el pandemonio en
París: mientras los hermanos Koachi –los supuestos autores materiales del
ataque en contra de Charlie Ebdo- se
atrincheran en una industria tipográfica resistiendo la incursión de la policía,
en el norte de la ciudad, un “lobo solitario” secuestra un supermercado judío,
asesinando a cuatro personas, y otro toma una joyería en Montpellier: estado de
guerra, la cuna de la libertad republicana bajo ataque.
Los efectos mediáticos en la opinión pública han sido diversos, pero hay
dos grandes tendencias en las masas, recordando que la manifestación masiva del
domingo 11 de enero congregó a más de 3.7 millones de personas que se
manifestaron junto a los líderes mundiales que manejan la agenda de la crisis económica
Europea y el proyecto bancario neoliberal.
La primera es liderada por el discurso liberal, reconcilia tanto posturas de
sectores de izquierda como
de derecha centrándose en enfatizar el rechazo absoluto
de los hechos a través de un discurso que simplifica y generaliza las
condiciones históricas en las que se gesta el conflicto del surgimiento de
grupos teocráticos suníes radicales. Esta caracterización deliberada de los
hechos por parte de los medios de comunicación, políticos y líderes de opinión identifica al “enemigo único” facilitando que la
indignación de las masas sea direccionada espontáneamente hacia la plataforma ciudadana
que reivindica el ataque como una muestra de la barbarie islámica cuya lógica civilizatoria
es contraria de los derechos fundamentales y por ende la identidad de la “civilización” occidental.
Marcha vigilia en París, defensa de "Charlie Hebdo" |
Lo que se encuentra bajo ataque es la “libertad de expresión”, “democracia”,
“propiedad”, el “ respeto a la vida”[1],
todo el contenido conceptual de la
ideología de la modernidad. Es una lucha de contrarios absoluta, no solo de
Estados Unidos, Australia o Francia, sino de todo Occidente Moderno: la
democracia, en contra de los bárbaros de Al Quaeda o del Estado Islamico[2].
Sin embargo hay un segundo grupo que
resurge en el corazón de la modernidad ganando después del ataque a Charlie
Hebdo ventajas de la estrategia de quien tantas veces lo satirizó: el nuevo
fascismo del ultranacionalistas Frente Nacional maneja por Marine Le Pen quien
ha experimentado desde el inicio el nuevo siglo un crecimiento que los
consolida como la fuerza política más importante
en la Francia actual[3]
e identifica parte del problema social de Europa con las políticas migratorias
en general y con los musulmanes en particular.
Así, la líder del Frente Nacional, con una base inmensa de votantes,
propuso en al debate pública la
necesidad que Francia incluya en su arsenal
legal la pena de muerte justificando este cambio en base a que el
fundamentalismo islámico ha declarado la guerra a Francia, y el escenario es
amplio, en Alemania el grupo “Patriotas Europeos contra la Islamisación de
Occidente” mantiene por nueve semanas consecutivas manifestaciones desde
Dresden planteando que se debe cambiar la política sobre refugio en Alemania. Los
hechos de París son un catalizador para el resurgimiento del fascismo en Europa
a través del anti islamismo.
Marine le Pen, líder del Frente Nacional. |
¿Pero en realidad creemos que estos
ataques se tratan de una guerra de civilizaciones, acaso somos tan ilusosos
para no darnos cuenta que estos son ataques perpetrados desde una lógica
geopolítica de juegos económicos? Mientras 3.7 millones de personas marchan en
toda Francia junto a primeros ministros y presidentes que han vendido a sus
pueblos a la voracidad del capitalismo financiero, fortaleciendo la pantomima
ideológica de la libertad, fraternidad e igualdad, el sustrato ideológico de la
civilización capitalista, los tambores de guerra desde el pentágono vuelven a
sonar y nos marcan la agenda 2015: fortalecimiento militar de la oposición moderada
en Síria, recrudecimiento de la estrategia en contra del Estado Islámico y
otras maravillas que pasan por las intervenciones en la República
Centroafricana, el Kurdistan, Malí y un largo etcétera.
¿Cómo entender los sucesos? Pues el ex subsecretario del tesoro de los Estado
Unidos, Paul Creig Roberts lo señala claramente en su blog: se trata un ataque
de falsa bandera con la finalidad de incentivar la islamofobia e incrementar la
esfera de influencia de los Estados Unidos. Recordemos que la identificación de
los supuestos autores del ataque de septiembre once por parte de los cuerpos de
investigación se dio al hallar el pasaporte intacto de uno de los atacantes en
la escena del siniestro –vaya coincidencia-.
Pero esto va más allá aún de los hechos anecdóticos, se trata de la
contradicción misma del sistema: la guerra necesaria para que el capitalismo
neoliberal siga su escalda histórica a través de la masacre, el complot, la
mentira, los ataques de falsa bandera, la ingeniería social, la manipulación
mediática, el control mental y otras tácticas de guerra psicológica que han
sido tradicionalmente la forma en como la gran élite mundial ha consolidado su
poder en el siglo veinte.
Una clave final para los que se
resisten en creer en que los cuerpos de inteligencia están tras el crecimiento exponencial de los
terroristas takfiries bajo el mandato del autoproclamado nuevo califa Abu Bakr al
–Baghdadi, así como de las acciones terroristas, es la operación “Gladio”, proyecto que en la
guerra fría bajo el patrocinio de la OTAN
y la CIA crearon grupos de choque paramilitares para generar estrategias
no convencionales de lucha en contra de la creciente ola de izquierda, centrándose
en los asesinatos políticos, los complots y la infiltración.
La pena de muerte si existe en Francia, aunque formalmente prohibida, sesta
se caracteriza por ser extrajudicial, como se lo demostró está semana. ¿Los
hermanos Koachi en realidad fueron los autores materiales? Quién sabe, los
juzgó el aparato mediático como chivos expiatorios y responsables absolutos. El
caso está plagado de irregularidades pero funciona para desarrollar la agenda
de control político mientras se generaliza un clima de odio en contra de la
misma población que limpia sus baños, cuida sus ancianos, riega sus jardines,
pasea sus mascotas, lava sus platos, en fin.
En algún momento vendrán a por nosotros, los latino amaricanos/as,
aduciendo, como los hace Anne Coulter en los Estados Unidos, que los carteles
de México son igual o más peligrosos que el Estado Islámico. Es cuestión de
tiempo simplemente, la voracidad de la economía de guerra norteamericana no
tiene límites.
C.R. Andrade.
[1] Todos estos derechos son inherentes a la
condición de ciudadano moderno europeo, pero son negados a los habitantes de
los países periféricos, y de forma contundente en Oriente Medio.
[2] Allí nace la palabra “Yihadistas” como
resumen que subsume una serie de perspectivas teológicas, políticas y militares
de la tendencia sunita del Islam, emergiendo en los medios comunicacionales como
un sustantivo que identifica y generaliza una lectura de los sucesos.
[3]
En
el 2002 Jean-Marie Le Pen, padre de Marie y líder histórico, llegó a la segunda
ronda de las presidenciales en contra Jacques Chirac, sacando 5.525.906 votos,
el 17,79% del electorado; para el 2014 es la primera fuerza política de Francia
con un 25% de los votos.